miércoles, 23 de marzo de 2011

JAPÓN 12 DÍAS DESPUÉS DE LA TRAGEDIA

Doce días después del terremoto y tsunami en el noreste de Japón la palabra "normalidad" no se pronuncia en ningún caso aunque volver a ella es el deseo de todo un país que se enfrenta a innumerables problemas.  El peor de ellos tener que llorar a casi 25.000 víctimas entre fallecidos y desaparecidos con las consecuencias psicológicas y aparte de estas, las económicas.

Como si fuera poco la amenaza nuclear es incierta y está latente día a día, lo que mantiene en vilo al país y al mundo entero:  en Tokio de ha prohibido el consumo de agua corriente para los bebes y la comercialización de alimentos que se sospecha, estén contaminados por la radiación desprendida de la central nuclear de Fukushima.  Algunos países, como Estados Unidos, han prohibido la importación de ciertos productos alimenticios de Japón por temor a la contaminación radioactiva.

Las dificultades de abastecimiento energético han obligado a que las zonas comerciales trabajen con media luz y que otras hayan tenido que cerrar.  La Tokyo Electric Power Corp.  (Tepco), empresa propietaria de la central de Fukushima ha tenido que solicitar préstamos de urgencia a la banca japonesa por cerca de 18 millones de dólares para hacer frente a la catástrofe, además de las previsibles indemnizaciones a las que deberá hacer frente.

La industria se ha visto afectada a nivel mundial, pues Japón suministra componentes necesarios en distintos procesos de producción a nivel mundial.  Sony suspendió su producción en cinco plantas japonesas por este problema.  La caída de la producción y consecuente alza de precios de los automóviles ya se ha sentido en algunos países importadores.

Días después de la tragedia el yen alcanzó su nivel más alto desde la II Guerra Mundial.  Al ser una moneda fuerte, tiene graves efectos para sus exportaciones y además causa desajustes a nivel internacional.  Pero los bancos centrales de los siete países más fuertes económicamente intervinieron en el mercado de divisas para estabilizar la moneda japonesa.  El fortalecimiento del yen se debe a que los mercados anticiparon una masiva repatriación de capitales japoneses depositados en otros países y monedas y como este dinero debe retornar para financiar la reconstrucción, los especuladores se lanzaron a comprar yenes, pero la intervención de los bancos centrales impidió que el yen siguiera subiendo.

En definitiva, se necesitarán varios años y grandes inversiones para reconstruir el país.  Se prevé que sean necesarios hasta tres presupuestos extras para  financiar la reconstrucción.  El desastre costará a Japón hasta el 4% de su PIB, según el Banco Mundial.  Pero yo también soy de las que creo que la organización, fuerza y disciplina de los japoneses ayudarán a que este proceso de vuelta a la normalidad se rápido y menos costoso que lo que pudiera ser para cualquier otro país.  ¡Fuerza Japón!

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