miércoles, 6 de abril de 2011

TLC Colombia-EEUU


Vivo desde hace 10 años en España, pero soy colombiana, por lo que este tema me toca muy de cerca.
El TLC entre Colombia y EEUU empezó siendo una propuesta para impulsar el comercio binacional además de otros temas políticos, económicos, institucionales, laborales, ambientales y de propiedad intelectual entre otras.
El trámite fue iniciado por el entonces presidente de EEUU George Bush y su homólogo colombiano Álvaro Uribe.  Posteriormente salió a debate en la campaña electoral de 2008 para la presidencia de EEUU: John McCain lo respaldó abiertamente, mientras que Obama se oponía por las presuntas violaciones de derechos humanos en Colombia.  Posteriormente los demócratas empezaron a apoyarlo, sin embargo el Congreso estadounidense era un severo opositor.  Ni qué decir de los partidos opositores al gobierno colombiano que no lo vieron con buenos ojos.
Sus defensores destacan el acceso a EEUU sin aranceles para casi el 100% de la oferta industrial exportable colombiana, con sus efectos positivos para el empleo.  Estabilidad y generación de confianza entre los inversores.  Mejora de la percepción internacional de Colombia en cuanto a riesgo país y el coste de endeudarse en el exterior.  Fortalecimiento de los controles a la biopiratería, mejorando la protección de la biodiversidad colombiana.  Acceso a la capacitación y transferencia de tecnología.
Sin embargo los opositores son muchos y hacen énfasis en la disparidad del acuerdo sobre todo en el tema agrícola y de propiedad intelectual.  Se habla además del fortalecimiento del monopolio farmacéutico estadounidense afectando al consumidor colombiano.  Reducción de los ingresos tributarios en concepto de aranceles.
Stiglitz señaló en 2007 que al tratado "lo llaman libre pero, si lo fuera, se eliminarían subsidios de  la agricultura norteamericana y las barreras de tarifas que, por ejemplo, han  hecho que las flores colombianas se queden fuera de Estados Unidos".
Está claro que Colombia está obligada a aumentar su competitividad.  El TLC Colombia-EEUU es mucho más complicado de lo que puedo llegar a exponer en esta entrada.
Mañana se reúnen en Washington Barack Obama y, el hoy presidente de Colombia, Juan Manuel Santos para ultimar los detalles de la fase final de aprobación del TLC.  Además del acuerdo firmado en 2006, Colombia se ha comprometido a proteger a los líderes sindicales y castigar económicamente a quienes intenten socavar los derechos de los trabajadores.
No puedo resistir el preguntarme si el gigante se comerá al pequeño.  Me gustaría creer que en mi país aprendimos la lección que nos dejó la apertura comercial de los años 90 y que desde el año 2006, que se hizo pública la intención de la firma del TLC, las empresas y profesionales se hayan estado preparando para competir contra el gigante y puedan sobretodo sacar provecho del acuerdo.  Creo sobre todo en el potencial humano que tiene la juventud colombiana y espero que la fuga de cerebros de hace 10 años hacia Estados Unidos y Europa retorne y ponga en práctica lo aprendido a nuestros, ahora directos, competidores.
Por cierto, a ver si se animan a conocer mi país...

lunes, 4 de abril de 2011

TECNOGLOBALIZACIÓN

Ya sabemos que la globalización empresarial se basa en la búsqueda y uso de capacidades competitivas para generar procesos, productos y servicios de mejor calidad y precios, para satisfacer las exigencias cada vez mayores de los mercados locales y exteriores.  Por tanto, la competitividad es la clave como ya lo dije en otra ocasión.
Además de la internacionalización de las empresas, asistimos a la de la investigación y desarrollo tecnológico, lo que muchos llaman <<Tecnoglobalización>>.  La consecuencia inmediata ha sido la entrada de nuevos jugadores al terreno de, hasta hace pocos años, unos cuantos países avanzados.  Actualmente China le sigue a Estados Unidos y Japón en inversiones en investigación y desarrollo, mientras la UE intenta alcanzar su objetivo de la Estrategia de Lisboa de invertir un 3% del PIB como mínimo.  Hay que nombrar también a países como Rusia, India e Israel que, en conjunto, participan con un 15% del presupuesto destinado a I+D.
Con este nuevo panorama, en cuanto a tecnoglobalización se refiere, las ventajas competitivas tradicionales pierden fuerza y hacen trabajar aún más para desarrollar otras nuevas, basadas en la economía del conocimiento.  Recordemos que nuevas teorías del crecimiento económico se basan en el hecho de que las fuerzas para un desarrollo sostenible son el incremento de los conocimientos y los cambios tecnológicos, y no solo en la acumulación pura y simple de capital o de maquinaria y equipo de alto contenido tecnológico.
Luego, hay que seguir trabajando en la transformación de nuestro tejido productivo y empresarial, haciendo que la educación superior sea un punto de referencia en la I+D y las instituciones asociadas tales como centros de desarrollo tecnológico, centros de investigación, etc.  Generar  finalmente, una masa de profesionales e investigadores que trabajen promovidos por las empresas y que sus proyectos sean acordes a las necesidades de éstas.  Pero sobretodo y además de la inversión en I+D, lo que definitivamente marca la diferencia y crea ventajas competitivas es la INNOVACIÓN, la gran ausente en nuestro tejido productivo, pero más grave aún en nuestras cabezas.