martes, 3 de mayo de 2011

Nueva o Vieja... al fin y al cabo Economía

A lo largo de la historia económica a cada fase, etapa o tan solo un suceso se le ha llamado de alguna manera particular.  Esto de llamarle "Nueva Economía" a los efectos que, sobre la economía ha provocado, el veloz cambio tecnológico que se está sufriendo en la actualidad y desde hace un par de décadas, desde mi punto de vista es sólo una forma de llamarle a una nueva etapa de la historia.  Nuestro entorno está experimentando una nueva revolución industrial en la medida en que las tecnologías de la información se están adentrando en todo el sistema económico, pero esto no quiere decir que las leyes económicas básicas dejen de estar vigentes, ni que principios económicos elementales como la oferta y la demanda se hayan alterado, ya muchos han señalado que <<si bien la tecnología cambia, las leyes económicas no>>.  Es sencillo pensar que al igual que la sociedad cambia, la economía también.  No se trata de Nueva o Vieja, sencillamente en cada período de tiempo los principios básicos de la economía se adaptan a los cambios sin dejar de ser eso, principios.

Recordemos que ya Solow en los años cincuenta, cuando desarrolló su modelo clásico de crecimiento, estudiaba el cambio tecnológico como algo exógeno a su modelo.  Posteriormente lo neoclásicos  perfeccionaron el modelo incorporando importantes conceptos explicativos como el capital humano o la distribución de la renta mundial demostrando que la brecha tecnológica entre países pobres y ricos tendía a hacerse más grande.  Ambos modelos insistían en la importancia de la tecnología como único medio de impulsar la productividad de los factores en el largo plazo pero sin tratar de comprender su naturaleza de manera exhaustiva.  Las nuevas teorías del crecimiento  (a partir de Rommer y Lucas en los años 80) consideran que el conocimiento  (o las ideas)  necesario para que se produzcan los cambios tecnológicos, es una variable endógena al modelo, por esto el progreso técnico puede ser provocado o estimulado.  La competitividad de los países depende en última instancia del estado tecnológico o, lo que es lo mismo, de su capacidad de innovación.

Este rápido repaso desde Solow hasta Rommer y Lucas puede ilustrar como diferentes economistas en tiempos distintos desarrollaron la misma idea, según su entorno, llegando a diferentes conclusiones y basándose en los mismos principios, usando diferentes herramientas.

No, no creo que la de ahora sea una "Nueva Economía", quiero pensar que todo lo que tiene que ver con tecnología e información da una idea de nuevo y actual, de ahí el nombre.  El alma es la misma con una cara renovada.

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