lunes, 4 de abril de 2011

TECNOGLOBALIZACIÓN

Ya sabemos que la globalización empresarial se basa en la búsqueda y uso de capacidades competitivas para generar procesos, productos y servicios de mejor calidad y precios, para satisfacer las exigencias cada vez mayores de los mercados locales y exteriores.  Por tanto, la competitividad es la clave como ya lo dije en otra ocasión.
Además de la internacionalización de las empresas, asistimos a la de la investigación y desarrollo tecnológico, lo que muchos llaman <<Tecnoglobalización>>.  La consecuencia inmediata ha sido la entrada de nuevos jugadores al terreno de, hasta hace pocos años, unos cuantos países avanzados.  Actualmente China le sigue a Estados Unidos y Japón en inversiones en investigación y desarrollo, mientras la UE intenta alcanzar su objetivo de la Estrategia de Lisboa de invertir un 3% del PIB como mínimo.  Hay que nombrar también a países como Rusia, India e Israel que, en conjunto, participan con un 15% del presupuesto destinado a I+D.
Con este nuevo panorama, en cuanto a tecnoglobalización se refiere, las ventajas competitivas tradicionales pierden fuerza y hacen trabajar aún más para desarrollar otras nuevas, basadas en la economía del conocimiento.  Recordemos que nuevas teorías del crecimiento económico se basan en el hecho de que las fuerzas para un desarrollo sostenible son el incremento de los conocimientos y los cambios tecnológicos, y no solo en la acumulación pura y simple de capital o de maquinaria y equipo de alto contenido tecnológico.
Luego, hay que seguir trabajando en la transformación de nuestro tejido productivo y empresarial, haciendo que la educación superior sea un punto de referencia en la I+D y las instituciones asociadas tales como centros de desarrollo tecnológico, centros de investigación, etc.  Generar  finalmente, una masa de profesionales e investigadores que trabajen promovidos por las empresas y que sus proyectos sean acordes a las necesidades de éstas.  Pero sobretodo y además de la inversión en I+D, lo que definitivamente marca la diferencia y crea ventajas competitivas es la INNOVACIÓN, la gran ausente en nuestro tejido productivo, pero más grave aún en nuestras cabezas.

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